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Hispavox fue la tercera discográfica con la que Raphael firmó un contrato de exclusividad. Tras su paso por Philips y Barclay —dos sellos que en su momento representaron un impulso importante aunque no lograron resultados sobresalientes— llegó la alianza que marcaría los mayores éxitos de la primera etapa de la carrera del artista.

El primer recorte de prensa que anuncia esta unión, al menos entre los documentos archivados en la hemeroteca personal de la oficina de Raphael, es de la revista El correo de la radio y data de marzo de 1964. Este artículo señalaba: «Nueva marca para Raphael. Raphael, nuevo artista Hispavox. Hace pocos días nos confirmaron desde Madrid que la importante firma discográfica Hispavox ha adquirido a la casa francesa Barclay el contrato de Raphael. Durante algún tiempo, este joven artista había dejado algo abandonada la producción de discos debido a sus incesantes compromisos, que le impedían trasladarse a París para grabar. Ahora volverá la voz de Raphael a los discos. Deseamos grandes éxitos tanto al cantante como a la casa editora.»

Otro artículo publicado en abril del mismo año en la revista Discóbolo también adelantaba la noticia: «Raphael: cambio de marca. Primero fue Philips; después, Barclay; ahora, Hispavox. Raphael parece pasar su vida cambiando de casa discográfica, lo cual resulta lógico. Aunque actualmente no está en el foco mediático como antes, sigue siendo una de las mejores voces de España, algo indudablemente valioso para cualquier sello. En la imagen adjunta aparecen el señor Garea, representante de Hispavox; Paco Gordillo, manager de Raphael; el propio artista; y José Manuel Vidal, director general de Hispavox, durante la firma del contrato. Se espera que el primer disco salga pronto.»

En un segmento curioso, en ese mismo álbum recopilatorio, aparecía otra noticia de Diez minutos que abordaba un aspecto anecdótico del cantante: «Ya se descubrió por qué Raphael —sí, con ‘pe’ y ‘hache’— lleva ese característico flequillo que le cubre parcialmente los ojos. Según su peluquero, el joven cantante tiene una cicatriz considerable en la frente como resultado de una caída en bicicleta. Su peinado simplemente la oculta. ¿Ven cómo en este mundo todo tiene su razón de ser?»

La principal discográfica española

Volviendo al hilo central, Hispavox fue fundada en 1953 por José Luis Vidal Zapater. Gracias a acuerdos con sellos internacionales como CBS y WEA, había ampliado su catálogo para distribución en España y, además, consiguió llevar sus propios productos a mercados internacionales: Latinoamérica, Japón, Estados Unidos o Rusia, entre otros destinos.

Para entonces, Hispavox era uno de los sellos más relevantes —si no el más— dentro del panorama musical español. Sin embargo, las notas de prensa sobre el contrato con Raphael eran escuetas y no abundantes. Aunque el artista ya disfrutaba de cierto reconocimiento público, aún no había alcanzado el nivel de estrellato que marcaría su carrera más adelante. Su victoria en el Festival de Benidorm dos años antes había sido un impulso inicial significativo, pero sus asociaciones previas con Philips y Barclay no lograron consolidar una proyección destacada debido a diversas circunstancias: en el caso de Philips, se señaló falta de inversión e interés, mientras que Barclay mantuvo su enfoque mayoritario en el mercado francófono. Aunque las giras internacionales de Raphael por Turquía y Líbano habían sido un éxito, su impacto apenas resonó entre el público español.

En España, Raphael se encontraba en plena «tournée del hambre». El espectáculo había cambiado su nombre original —de Noches de ronda a Festival en color— pero los resultados seguían siendo discretos: buenos aplausos y críticas positivas, pero lejos aún del fenómeno masivo que estaría por llegar.

En aquellos días —abril de 1964— se anunciaba la lista de artistas para el programa televisivo Gran Parada, una producción emblemática de TVE. En esa época, Raphael todavía no figuraba como una estrella destacada. Su nombre se encontraba entre actos diversos como el ballet Loquiana, Mahori Hi Five, ballet Georges Reich, ballet Marina y Alberto e incluso el Dúo Dinámico, quienes ya gozaban de gran popularidad pero tampoco sobresalían en la promoción del programa. En las letras más destacadas del cartel figuraba principalmente «la gran estrella y cantora española Marujita Díaz».

No es sorprendente, entonces, que a pesar de que Raphael iba poco a poco consolidando su nombre y era considerado por muchos como «la gran promesa de la música ligera en español», el anuncio de su firma con Hispavox no fuera recibido por la prensa como un gran acontecimiento. Para él, sin duda, fue un momento trascendental, igual que lo había sido su temporada de conciertos en la sala La Galera dos años y medio atrás. Sin embargo, este logro se celebraba únicamente con gran entusiasmo en su círculo más cercano. Es fácil imaginar que su familia, amigos, Paco Gordillo, Francisco Bermúdez y Manuel Alejandro —aunque el compositor jerezano siempre se mostró más cauto e incluso escéptico respecto a este tipo de celebraciones— compartieron el entusiasmo por este contrato. Sin embargo, «el mundo exterior» lo percibió como una noticia más, perdida entre tantas; escondida entre otros nombres, como el propio de Raphael entre los de otros artistas.

La firma con Hispavox se llevó a cabo gracias a Tomás Muñoz. Ya se ha mencionado en otras ocasiones la relevancia de este cordobés, quien ocuparía años después, a finales de los ochenta, un papel fundamental al llevar a Raphael a Sony Music. Pero en ese período, Muñoz trabajaba para Hispavox y conocía las grabaciones anteriores del artista. Según recuerda Raphael en sus memorias —aunque admite que no está del todo seguro—, Muñoz acudió a la academia del maestro Gordillo para verlo. En esa reunión, además de ofrecerle cambiar de sello discográfico, le sugirió que sería un acierto cantar con «ese» en lugar de «ce» y «zeta». En otras palabras, que aprovechara su origen andaluz para suavizar su pronunciación mientras cantaba. Le aseguró que si adoptaba el seseo, lograría un mayor éxito en Hispanoamérica. Raphael recuerda que aquel consejo fue acertado.

Desde ese momento, el público español, acostumbrado a escucharlo cantar con un acento más «castellano», tuvo que pasar por un breve periodo de adaptación. Como comenta Raphael en sus memorias, inicialmente, este cambio fue extraño para quienes ya conocían sus primeras canciones. Por ejemplo, escucharle interpretar Tema de amor narrando la historia de dos amantes que causaban envidia cuando se les veía «abrasados y alegres crusar la siudad». Según añade, «lo de ‘crusar’, pase; lo de ‘siudad’, también, pero lo de ir tan alegres y confiados mientras las llamas les envuelven…».

En cualquier caso, el seseo sugerido por Tomás Muñoz demostró ser una decisión acertada. Es difícil imaginar cómo habrían impactado los éxitos de Raphael si hubiera seguido cantando con la «ce»; tal vez igual de exitosos, pero lo cierto es que se hace complicado concebir sus interpretaciones más memorables bajo otra forma de pronunciación.

Salvo contadas excepciones justificadas, como los álbumes Jekyll & Hyde y Maldito Raphael grabados en el siglo XXI, el artista convirtió el seseo en una marca distintiva de su estilo.

Grandes éxitos

Tras su firma con Hispavox, el éxito discográfico llegó casi de inmediato. Temas como Los hombres lloran también, Ma vie, Todas las chicas me gustan, Casi, casi o Te quiero mucho empezaron a sonar en todas las estaciones de radio en España y las ventas se dispararon. Sin embargo, faltaban todavía algunos meses para que se materializara su ascenso definitivo.

En una entrevista publicada en mayo de 1965, justo después de cumplir veintidós años —aunque para la prensa tenía veinte— el cantante reveló su predilección por escuchar canciones de artistas como Aznavour, Bécaud, Milva, Piaf, Rita Pavone, los Beatles, y otros intérpretes destacados. Según él, siempre ofrecían canciones excepcionales. «Es fundamental escuchar a personas creativas. Los demás no me interesan», declaraba. En esa misma conversación hizo un repaso de las canciones más relevantes dentro de su aún breve repertorio, destacando especialmente Cada cual. También mencionó que Tu conciencia era la canción que había tenido mayor éxito en el extranjero, aunque no cumplió las expectativas en España. La revista concluía su artículo resaltando las ambiciones y proyectos del joven artista: «Raphael tiene grandes ilusiones y muchas metas por delante. Es un muchacho seguro de sí mismo. Ya ha liderado su propia compañía teatral y lo volverá a hacer. Ha participado en cine y repetirá como protagonista. Este agosto estará en Argentina, actuando por primera vez en Hispanoamérica tras ganar popularidad en Europa… No se puede pedir más a los veinte años.»

A pesar de lo prometedor que parecía el panorama, los contratos con América tomaron aún más tiempo para concretarse.

El primer gran boom en la carrera artística de Raphael surgió hacia la segunda mitad de 1965. Si bien se podría debatir sobre cuántos booms más tuvo o en qué años exactamente ocurrieron, ese primer impacto que abarcaría el territorio español entero se produjo en ese preciso momento. Tres eventos fueron clave para dar forma a este éxito inicial: su firma con Hispavox, la grabación de La canción del tamborilero y el concierto en el Teatro de la Zarzuela. Posteriormente surgieron hitos como Yo soy aquel, su participación en Eurovisión, el rodaje de Cuando tú no estás, su entrada triunfal en América y su incursión en París, pero es importante delimitar ese primer momento excepcional con los tres eventos mencionados.

Por fin Raphael encontró la discográfica que necesitaba —o bien se podría decir lo opuesto: Hispavox encontró al artista que tanto buscaba—. Menos de dos años después, ambos se enfrentarían a un largo litigio por el intento del cantante de cambiar de discográfica bajo unas condiciones extraordinarias, situación que finalmente se solucionó. A pesar de esto, la primera etapa de Raphael con Hispavox dio lugar a algunos de los más grandes éxitos de la música en español, algo que no puede exagerarse.

Tras la publicación de sus primeros EP, reunidos rápidamente en un LP titulado simplemente Raphael, llegó Canta… Raphael, uno de los álbumes más importantes fruto de la colaboración entre el artista y la discográfica. Además, este álbum está considerado como uno de los trabajos más emblemáticos dentro de la música ligera cantada en español, tanto en su época como después. En él se incluyen temas mayoritariamente compuestos por Manuel Alejandro como Cuando tú no estás, No vuelvas, Desde aquel día, El torero, Mi regalo, La canción del trabajo, Yo soy aquel, Estuve enamorado, Amo, Piénsalo, Vuelve a empezar, Poco a poco y Yo no tengo a nadie. Este disco es tan imponente que, aunque la carrera de Raphael hubiera terminado en ese instante, su contribución al panorama musical hispano habría sido más que suficiente. Cabe destacar que Amo fue seleccionada por el diario británico The Guardian como la mejor canción en la historia del pop español, una distinción nada despreciable.

Lo cierto es que muchas de las canciones grabadas por Raphael para Hispavox —o más bien para el público, gracias a Hispavox— están presentes en miles de listas que circulan por todo el mundo. Muchas de estas piezas, y otras que llegarían años después, tuvieron un impacto significativo que las convirtió en parte integral de la memoria colectiva de diversas generaciones.

Antes del emblemático concierto en el Teatro de la Zarzuela, un evento clave en el primer gran éxito de Raphael el miércoles 3 de noviembre de 1965, Hispavox ya comenzaba a destacar la figura de su «artista exclusivo». Esto se percibía, por ejemplo, en las numerosas publicaciones de prensa que anunciaban la presentación de Raphael en la sala Florida Park del parque del Retiro de Madrid, ocurrida en julio de ese mismo año. Así iniciaba una colaboración estrecha entre el cantante y la discográfica que se prolongó por muchos años, a pesar de la crisis que casi pone fin a su carrera en los estudios. Esta situación se resolvió gracias a una conversación directa y honesta entre Raphael y José Manuel Vidal Zapater. Con él, al igual que con otros presidentes de Hispavox como José Luis Gil—quien le entregó en 1982 el disco de uranio por sus cincuenta millones de copias vendidas con la compañía—, el artista mantuvo una conexión especial.

El vínculo entre Raphael e Hispavox produce, a lo largo del tiempo, decenas de grandes éxitos indispensables hasta bien entrados los años ochenta. Algunas de las páginas más significativas de la música en español, reconocidas globalmente, se escribieron gracias a esta unión.