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Londres fue uno de los mayores y más exigentes desafíos para Raphael durante los inicios de su carrera. Un primer viaje en 1966, orientado hacia su presentación en televisión, seguido poco después por actuaciones en vivo en prestigiosas salas y teatros, logró abrirle las puertas a un nuevo mercado y captar la atención de un público que, como tantos otros, acabaría rendido ante su talento.

En julio de 1966, Raphael llegó a Londres como una figura ya consolidada en España. Había triunfado en el Festival de Eurovisión con su icónica interpretación de Yo soy aquel y acababa de protagonizar Cuando tú no estás, su primera incursión cinematográfica.

Su visita inicial a la capital británica tuvo como propósito ser estrella invitada en el programa musical de la BBC This is Petula Clark, presentado por la renombrada artista inglesa. En ese espacio televisivo, además de realizar un dueto con la anfitriona, interpretó canciones como Yo soy aquel y Estuve enamorado. Su presencia dejó una fuerte impresión tanto entre los asistentes en el plató como entre los telespectadores, según destacaron las críticas, que afirmaban que su impacto podría ser aún mayor si el artista cantase en inglés. Este programa gozaba de una audiencia masiva en todo el país y representó un escaparate inigualable para Raphael.

En ese mismo año, Gran Bretaña ya había lanzado un disco EP que incluía Los hombres lloran también, Ellos dos, Yo soy aquel y Es verdad, sumado a un sencillo con las dos últimas canciones mencionadas.

Raphael y su equipo aprovecharon esta visita para reforzar la colaboración con Pye Records, responsable de distribuir varios EP previos del artista con temas como Risas y lágrimas, Te quiero mucho, Feriantes y Todas las chicas me gustan. Además, se empezaron a planificar grabaciones en inglés de algunos éxitos presentes y futuros. Esto se materializó años más tarde con canciones como Cuando tú no estás, I Believe, Goin’ Out of My Head (Me gusta pensar en ti) y un popurrí que incluía Light My Fire, el gran éxito de The Doors, arreglado por el director musical César Gentili. Muchas de estas composiciones fueron integradas en distintos álbumes y bandas sonoras del artista, mientras otras sirvieron como base para sus presentaciones televisivas.

El programa This is Petula Clark marcó el inicio de una cadena de logros para Raphael en suelo británico. Le permitió acceder a una audiencia particularmente exigente y posicionarse en un mercado tradicionalmente complejo para artistas extranjeros. En aquella época, incluso Tom Jones declaró durante una gira en España que sólo había dos nombres españoles conocidos en Gran Bretaña: Los Bravos y Raphael.

Antes de su debut en vivo ante el público londinense, el artista participó en otros programas televisivos nacionales, destacando especialmente su presencia repetida en International Cabaret, el programa de mayor popularidad con una audiencia promedio de 17 millones de espectadores. En dicho espacio compartió escenario con figuras internacionales como Johnny Mathis, Rita Pavone y Gilbert Becaud, demostrando una meteórica proyección que abrió puertas hacia escenarios cada vez más importantes.

Una prueba de esto fue su presentación en la sala de fiestas del icónico hotel Savoy. Aunque este recinto ya era relevante por sí mismo, pronto llegarían escenarios aún más destacados.

El Savoy: un capítulo crucial

La gestión del entretenimiento en el hotel Savoy era responsabilidad de la Grade Organisation, creada por los hermanos Lew Grade, Leslie Grade y Bernard Delfont. Estos empresarios de origen ucraniano habían revolucionado la industria del espectáculo británico con su influencia significativa en el show business. A través de las apariciones televisivas de Raphael, la organización comenzó a interesarse en él.

En suma, su paso por Londres marcó un hito decisivo en su carrera internacional, consolidando progresivamente al cantante como una figura capaz de trascender fronteras culturales y artísticas.

Tras las intensas conversaciones y negociaciones con Francisco Bermúdez, la Grade Organisation llegó a un acuerdo para contratar al artista Raphael. En diciembre de 1967, el cantante aceptó el reto de actuar durante diez noches consecutivas en la prestigiosa sala de fiestas del hotel Savoy, en Londres.

Sin embargo, este lugar no representaba inicialmente el escenario soñado para el joven Raphael, quien desde sus comienzos aspiraba a grandes metas artísticas. Aunque tanto el hotel como su sala de fiestas eran símbolos de exclusividad y sofisticación en la capital británica –frecuentados por artistas de renombre como Petula Clark–, la clientela del Savoy tenía fama de ser poco receptiva al espectáculo, prefería disfrutar de lujosas cenas y charlas dejando la música como un mero acompañamiento. En general, salvo raras excepciones, era un público indiferente que veía las presentaciones solo como fondo para su velada.

Para Raphael, este panorama no era precisamente alentador. A pesar de esto, la situación se convirtió en otro desafío personal: lograr que aquellos refinados comensales que habían llegado al Savoy vestidos de gala para cenar y beber champán prestaran atención al talento que él derrochaba sobre el escenario. Su objetivo era claro: conseguir que detuvieran su cena, dejaran reposar los cubiertos y giraran sus sillas para escucharle con atención. Con su entrega y fuerza en cada interpretación, quería transformar un público indiferente en un auditorio cautivado que aplaudiera con entusiasmo desde las primeras canciones.

La primera noche lo consiguió plenamente, logrando que su voz y su presencia transformaran una sala llena de miradas dispersas en admiradores atentos. A partir de esa noche inicial, no fue necesario esperar a que el público dejara sus cubiertos de lado. El rumor se extendió y todos los asistentes ya sabían que sobre el escenario del Savoy había llegado una estrella de España llamada Raphael. Su impresionante voz y un estilo singular, completamente nuevo para ellos, lograron conquistar incluso a aquellos que no hablaban español. La pronunciación sencilla de su nombre, adaptada estratégicamente con su «p» y «h», facilitó aún más la familiaridad con el artista.

Durante su estancia en Londres en ese diciembre de 1967, Raphael recibió una invitación especial para actuar en el programa Val Doonican Show de la BBC, otro espacio televisivo con gran audiencia. Allí dejó su huella, ganándose nuevos admiradores y compartiendo escena con Cilla Black, una cantante inglesa que gozaba de gran popularidad gracias a éxitos como Alfie.

Las hermanas Grade quedaron extremadamente satisfechas con los resultados obtenidos tras este primer contacto entre Raphael y el público británico. Tanto así que le ofrecieron un nuevo contrato para el año siguiente con una propuesta de mayor envergadura: actuar en el Talk of the Town, considerada la sala de fiestas más importante de Europa. Ubicada en Leicester Square, cerca de Piccadilly, este icónico lugar había sido testigo de actuaciones memorables de artistas legendarios como Lena Horne, Liza Minnelli, Dusty Springfield, Shirley Bassey y muchos más.

La relación entre Raphael y la Grade Organisation ya trascendía lo estrictamente profesional, y el cantante no dudó en aceptar esta nueva oferta. Menos de un año después de su debut en el Savoy, concretamente el 30 de septiembre de 1968, Raphael inició su primera temporada en el Talk of the Town. Fueron dos semanas de conciertos donde desde el primer día logró conquistar al público británico, confirmando así su capacidad para dejar huella dondequiera que actuara.

Este logro marcó un nuevo hito en su carrera. Para muchos medios españoles y americanos y sus críticos musicales, esta presentación representaba uno de los mayores acontecimientos en la trayectoria de Raphael hasta esa fecha. Aunque la frase «el acontecimiento más importante» se repetía frecuentemente al hablar de momentos como su concierto en el Olympia, su actuación en el Madison Square Garden o su gira por América Latina, lo cierto era que su ascenso profesional parecía no tener límite: cada pocos meses añadía un nuevo logro a su trayectoria.

Aquella primera temporada de quince días con llenos diarios dejó una sensación de éxito y entusiasmo tanto para Raphael como para sus empresarios y agentes. Fue tal el impacto que antes de regresar a España se cerró un nuevo contrato para repetir en el Talk of the Town en noviembre de 1969. Esta vez la temporada se extendería por seis semanas, un privilegio reservado únicamente para los verdaderos grandes nombres de la música internacional.

El vínculo de Raphael con Londres era más que evidente, reflejado no solo en sus acuerdos con la Grade Organisation, sino también en aspectos de su vida personal. La capital británica lo había conquistado, convirtiéndose en su destino favorito durante esos años. Siempre que tenía unos días libres, viajaba allí para disfrutar del teatro, renovar su vestuario y, principalmente, perfeccionar su inglés con vistas a sus futuras temporadas en el país y a su inminente incursión en Estados Unidos. Cabe destacar que su debut en Nueva York se concretaría en octubre de 1969, apenas un mes antes de regresar a Londres.

Tras un año de intensa actividad que incluyó el rodaje de su quinta película, El ángel, diversas giras, catorce conciertos consecutivos en el Palacio de la Música de Madrid y su presentación en el Madison Square Garden, llegó finalmente noviembre…

El éxito arrasador en el Palladium

Raphael, enfrentando el otoño londinense con nuevas metas por superar. Treinta y seis conciertos le aguardaban. El repertorio para los espectáculos en el Talk of the Town había sido cuidadosamente diseñado para la ocasión, alternando grandes éxitos del artista —la mayoría escritos por Manuel Alejandro y traducidos al inglés— con versiones propias de canciones clásicas conocidas internacionalmente. Aunque variaba ligeramente según el día, el programa típicamente incluía unas diez canciones en inglés, tres o cuatro en francés, una en portugués y el resto en castellano.

Esta segunda temporada en la histórica sala londinense marcó un hito significativo: durante uno de los conciertos fue grabado el primer álbum en vivo del cantante, Raphael, Live at the Talk of the Town, que representó una gran novedad en su carrera, así como para Hispavox.

La producción del disco estuvo a cargo de Cyril Stapleton, un prestigioso director musical británico que había trabajado con artistas como Frank Sinatra en los años 50 y que después se convirtió en director artístico de Pye Records. Para supervisar el proyecto, José Manuel Vidal Zapater, presidente de Hispavox, y Rafael Trabucchelli, director artístico de la compañía, viajaron a Londres.

En estas seis semanas consecutivas de presentaciones, Raphael volvió a cosechar un éxito rotundo. Su colaboración profesional con los Grade se fortaleció aún más, apuntando hacia nuevos horizontes. Siguiendo una progresión ascendente como si de una escalera se tratase, Raphael pasó del Savoy al Talk of the Town y finalmente al Palladium: uno de los teatros más emblemáticos de Londres, sede habitual de grandes musicales y conciertos de renombre, con capacidad para casi 2.300 espectadores.

Avancemos hacia 1970. Si bien los acuerdos para el Talk of the Town habían sido gestionados personalmente por Bernard Delfont —encargado de la sala entre los hermanos Grade—, esta vez fue Leslie Grade quien produjo el primer concierto de Raphael en el Palladium. Con Leslie y su hijo Michael —quien trabajaba para la empresa familiar antes de cambiar su rumbo hacia la producción cinematográfica y televisiva—, Raphael había desarrollado una estrecha relación. Michael eventualmente ocuparía importantes cargos como la presidencia de la BBC y obtendría el título de Barón Grade of Yarmouth como parte de la Cámara Alta del Parlamento británico.

Regresando al tema principal: el 11 de octubre de 1970, entre las actuaciones de Sacha Distel y Tony Bennett, Raphael debutó finalmente en un teatro londinense. Y lo hizo del modo que más disfrutaba: frente a un público sentado cómodamente en filas de butacas, mirando directamente al escenario.

El éxito fue tan abrumador que Leslie Grade tenía preparado el contrato para el año siguiente antes incluso de que Raphael abandonara Londres. El artista volvería al Palladium para una semana completa: siete conciertos entre el 1 y el 6 de marzo de 1971 ante dieciséis mil espectadores más. Una nueva oportunidad para conquistar con otro gran espectáculo.

Y antes de dejar Londres, Raphael ya había firmado su siguiente contrato…