Skip to main content

La segunda mitad de la década de 1980 supuso una etapa de transformación significativa para Raphael. Después de más de dos décadas con Hispavox, decidió cambiar de compañía discográfica y firmó contrato con CBS (hoy conocida como Sony Music). Además, adquirió una residencia en Miami y se mudó junto con su familia, estableciendo allí su «base de operaciones» durante un tiempo. Aunque continuó con sus giras y proyectos en otros países, enfocó nuevamente sus esfuerzos en el mercado americano.

El traslado a Estados Unidos no representaba una completa novedad para el artista. Desde finales de los años sesenta, tras su debut en el Madison Square Garden, la presencia de Raphael en Norteamérica ya era frecuente. En 1970 adquirió una casa en Forest Hills, en las afueras de Nueva York, y conciertos en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Boston, San Francisco, Las Vegas, San Antonio y Miami formaban parte habitual de sus itinerarios anuales. Sin embargo, los años ochenta incorporaron un cambio paradigmático: Miami se había convertido en el epicentro de la música americana, especialmente para artistas hispanohablantes, y Raphael no pasó por alto esta circunstancia.

Durante este período, el cantante modificó estrategias clave. Tras años de colaboración casi exclusiva con The Grade Organisation —fruto de la cual surgieron sus temporadas en lugares destacados como el Flamingo en Las Vegas o el Royal Box del hotel Americana en Nueva York—, Raphael empezó a trabajar con William Morris, una influyente agencia del espectáculo ubicada en Los Ángeles. Al final de los años ochenta, también firmó con otra agencia prominente del ámbito musical en Estados Unidos: International Creative Management (ICM). Hasta mediados de los años noventa, llevó a cabo numerosas giras y eventos especiales bajo su gestión, siempre persiguiendo expandir su público y presentarse en escenarios inéditos.

Giras, conciertos y galas benéficas

Durante los años ochenta se intensificó marcadamente la actividad de Raphael en los escenarios estadounidenses, aunque su presencia ya era fundamental dentro de sus giras anuales desde 1968. El año 1983 sobresalió por el elevado número de conciertos ofrecidos. La gira comenzó con tres actuaciones en el Kennedy Center de Washington, con un repertorio predominantemente en español que integraba algunos temas en inglés como «Bridge Over Troubled Water» de Simon & Garfunkel, «The Wonder of You» de Elvis Presley y «All by Myself» de Eric Carmen. El recorrido continuó por ciudades clave como Miami, Chicago, Houston, Nueva Orleans y San Francisco.

Ese año Raphael cantó por primera vez en el Casino Tropicana de Atlantic City, inaugurado hacía apenas cinco años como la nueva Las Vegas ubicada en la costa este. Según la prensa local: «Ningún artista de habla hispana había actuado antes aquí… hasta que llegó Raphael. Llegó y triunfó». Inicialmente contratado por tres días, su éxito llevó al Tropicana a extenderle un contrato por dos semanas para febrero. Fernando Campo, empresario cubanoamericano y vicepresidente del casino, comentó al periódico colombiano El País: «Con el éxito que tuvimos esta noche con Raphael, seguiremos trayendo artistas latinos a nuestro casino. Podrían ser José Luis Rodríguez ‘El Puma’ o incluso Julio Iglesias».

El prestigioso Washington Post dedicó una amplia entrevista a Raphael el 17 de septiembre de 1983, publicada a doble página bajo el título «The Golden Boy» (El chico de oro). En la entrevista realizada por Richard Harrington, el periodista abordaba la trayectoria del cantante destacando sus logros y metas, señalando que tras 22 años de carrera seguía siendo dueño de una voz excepcional. Como ya había ocurrido anteriormente, Raphael fue comparado por la prensa estadounidense con artistas internacionales; si en 1968 la revista Variety lo consideraba una mezcla entre Tom Jones, Elvis Presley y Bob Dylan, esta vez las comparaciones lo situaban entre el cantante galés y Frank Sinatra. En cualquier caso, ambas referencias resaltaban su incuestionable talento y presencia sobre los escenarios.

Jack Dawson, en una entrevista para el diario The Sun, también de Washington, le preguntó a Raphael por qué su repertorio estaba compuesto en un noventa por ciento por canciones en español. El artista respondió, como lo había hecho en otras ocasiones, que era su idioma y que solo en español podía expresar la música desde el alma. Admitió que no podía lograr lo mismo en otros idiomas. Aunque en su carrera incluyó temas en inglés, como en el Talk of the Town de Londres y durante sus giras por Reino Unido y Estados Unidos, reconocía que no era igual. Raphael, conocido por dramatizar y transformar cada interpretación en pequeños guiones con principio, nudo y desenlace, necesitaba hacerlo, salvo algunas excepciones, en la lengua que dominaba y en la que pensaba.

Al concluir una de sus giras por Estados Unidos, Raphael coincidió en Nueva York con Plácido Domingo. Ambos artistas habían logrado llenar sus espectáculos: Raphael en el Carnegie Hall y Domingo en el Metropolitan. Durante su estancia, Ed Koch, el entonces alcalde de la ciudad, invitó a ambos cantantes a una recepción en Gracie Mansion, su residencia oficial. Al evento también asistió Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid.

En aquellos años, Raphael participó en numerosos eventos destacados, como la benéfica Gala for Hope, organizada por el legendario Bob Hope para la Asociación Nacional de Parkinson. Este evento tuvo lugar en el James L. Knight Center de Miami y Raphael fue el único artista hispano entre figuras como Dick Clark, Don Johnson y Philip Michael Thomas —protagonistas de Corrupción en Miami en aquel momento—, además de Phillis Diller y Joey Bishop. Los patrocinadores consideraban a Raphael como un atractivo clave para la comunidad hispana, mientras que para el cantante representaba una valiosa oportunidad para afianzar su presencia en el público estadounidense.

En 1985, durante la gira de su XXV aniversario, Raphael recibió un homenaje tras su concierto en el Anfiteatro de los Estudios Universal de Los Ángeles. La fiesta, organizada en Beverly Hills bajo la colaboración con William Morris, estuvo diseñada para generar publicidad y contenido mediático enfocado al público no hispano. Celebridades como Glenn Ford, César Romero y Roddy McDowall —famoso por su papel como Cornelius en El planeta de los simios y declarado admirador del artista— acudieron al evento. Morgan Fairchild, estrella de la popular serie Falcon Crest, fue la anfitriona y declaró frente a las cámaras que nunca había tomado dicho rol antes, pero que admiraba profundamente a Raphael y deseaba conocerlo. Aunque admitió no entender español, aseguró disfrutar de su estilo musical.

Tras su presentación en Los Ángeles, Raphael continuó con casi cien conciertos distribuidos por diversas ciudades estadounidenses. Entre ellos destacaron dos llenos totales en el mítico Radio City Music Hall de Nueva York, un teatro con capacidad para seis mil espectadores, considerado por muchos el más importante del país para espectáculos. Patricia O’Haire, periodista del Daily News, escribió sobre estas presentaciones señalando que las entradas para el primer show se agotaron rápidamente y se añadió un segundo concierto debido a la alta demanda. Algunos asistentes compraron boletos para ambas fechas, demostrando que Raphael seguía siendo aquel artista inolvidable.

Su casa en Miami

En 1985, Raphael adquirió una casa en Key Biscayne, una hermosa isla cercana a Miami. La propiedad había pertenecido al expresidente Richard Nixon y era conocida localmente como «la Casa Blanca de invierno» durante las décadas de los sesenta y setenta. En el curso escolar 1986-1987, el cantante vivió allí junto con su familia antes de regresar a España por dos años. En 1989 volvió a Florida, estableciendo durante cerca de cinco años su base de operaciones en esta ciudad estratégica. Miami le ofrecía proximidad tanto para sus intereses contractuales como para estar cerca de su familia. No resulta sorprendente mencionar que muchos otros artistas latinos habían elegido Miami como punto clave para conducir sus carreras. Desde entonces, esta ciudad se consolidó como la capital indiscutible de la música latina.

De alguna manera, el acuerdo con CBS surgió como una consecuencia lógica de los cambios que se estaban dando en la carrera de Raphael. Aunque la discográfica tenía su sede central en Nueva York, poseía una sólida presencia en Miami y en toda América Latina. Sin embargo, más allá de esta proximidad geográfica recientemente adquirida, la firma fue posible gracias a Tomás Muñoz.

Este ejecutivo cordobés, figura clave en el desarrollo de la industria discográfica hispana desde la década de 1960, había desempeñado un papel esencial en los comienzos de la carrera de Raphael. De hecho, fue él quien sugirió al artista adoptar el uso de la «ese» en lugar de la «ce» al cantar, marcando un rasgo distintivo en su estilo. En aquel entonces, Muñoz trabajaba como directivo en Gamma, una filial mexicana de Hispavox, y llegó incluso a bloquear la venta de discos de Raphael en México cuando este firmó con EMI en 1967, defendiendo sus propios intereses. No obstante, los años pasaron, y ya como máximo responsable de CBS, Muñoz fue quien posibilitó el cambio de discográfica del intérprete.

Esta nueva etapa resultó sumamente fructífera para el artista. Su primer álbum con CBS, Las apariencias engañan, fue un gran éxito. La presentación del disco tuvo lugar en el Teatro Teresa Carreño de Caracas ante representantes de prensa procedentes de numerosos países. Canciones como Toco madera y Siempre estás diciendo que te vas conectaron con el público y lograron una vez más ventas extraordinarias que se tradujeron en innumerables discos de oro y platino.

Tras Las apariencias engañan, Raphael publicó otros álbumes destacados como Maravilloso corazón maravilloso —que incluía la canción del mismo nombre, uno de sus mayores éxitos en la segunda mitad de los años 80—, Andaluz, Ave Fénix, Fantasía y Desde el fondo de mi alma. Entre ellos, Ave Fénix podría considerarse como el mejor representante de los años en que el artista residió en Miami. En ese disco se encuentra Escándalo, grabada en 1992, que se convirtió en su éxito más grande de esa década y sin duda en una de las canciones más emblemáticas de toda su carrera. Es casi seguro afirmar que este tema difícilmente habría nacido si Raphael no hubiera decidido establecerse en Miami.

La canción fue escrita por Willy Chirino, un cantautor cubano sumamente relevante dentro de la música caribeña. Chirino también compuso Tarántula. Ambas piezas, aunque inicialmente parecían alejadas del estilo tradicional de Raphael, se convirtieron junto a Ave Fénix, del argentino Alberto Cortez, en las más populares del álbum. Este trabajo marcó un giro inesperado y revolucionario dentro de la extensa trayectoria discográfica del artista.

Aunque no todas las actuaciones de Raphael en Estados Unidos durante esa época estuvieron directamente influenciadas por su residencia en Miami, es cierto que participó activamente en numerosos eventos artisticos y sociales organizados en dicha ciudad. Un ejemplo fue el homenaje a Lola Flores realizado en el James L. Knight Center. Raphael abrió el espectáculo recitando los versos famosos de José María Pemán y presentando a la artista inmortal. Este evento contó con figuras como Rocío Jurado, José Luis Rodríguez el Puma, Celia Cruz, Chayanne, José Luis Perales, la familia completa de Lola Flores y Julio Iglesias, quien junto con CBS organizó el homenaje.

Aquel evento marcó también la reconciliación pública entre Julio Iglesias y Raphael tras años de desacuerdos notorios. Ambos artistas volvieron a coincidir poco después en otro homenaje celebrado en el mismo lugar. En esta ocasión se rindió tributo a Betty Pino, reconocida locutora de radio que impulsó enormemente la música en español en Miami. A este evento se sumaron otros grandes nombres como Roberto Carlos, Olga Guillot, Vikki Carr y Dyango.

Durante su tiempo en Florida, Raphael recibió reconocimientos como ser nombrado «español universal» por la Cámara de Comercio Española en Miami y «andaluz universal» por la revista Andalucía en el mundo, ambas celebraciones llevándose a cabo en esta vibrante ciudad.

Los años que siguieron estuvieron llenos de conciertos y actividades por todo Estados Unidos realizados con igual intensidad. Raphael regresó a Atlantic City para presentarse en el enorme Mark G. Etess Arena del casino Taj Mahal propiedad de Donald Trump; actuó varias temporadas tanto en Sahara como en Sand’s en Las Vegas; y realizó diversas presentaciones recurrentes en escenarios prestigiosos como el Radio City Music Hall o el Carnegie Hall. Su gira lo llevó por numerosas ciudades a las que ya había visitado anteriormente y regresaría nuevamente después.

¿Tuvo Miami un papel importante como «base de operaciones» en la carrera de Raphael? Quizás. Sin embargo, su verdadera residencia habitual siempre ha sido un avión.